Algunas cosas que tal vez no sabías del Halloween
- Los disfraces de Halloween no siempre fueron divertidos: El Halloween se originó como una celebración celta pagana llamada "Samhain". Durante el "Samhain", las personas supersticiosas creían que los recién muertos volverían como espíritus a merodear por la tierra. Asustados por esta idea, los locales se disfrazaban para mantener a los espíritus tranquilos. En esa entonces no había tiendas para comprar disfraces, así que los tenían que hacer a mano con pieles de animal y hasta usando cabezas de vacas o toros.
- El Halloween es todo un negocio: Sin contar Navidad, es la celebración más costosa del año. Aproximadamente 8 billones de dólares se gastan al año en disfraces, dulces y fiestas.
- El Halloween nació en Irlanda: Evolucionó después de haber sido la celebración celta pagana "Samhein".
- El disfraz más popular es el de bruja: En la época de Halloween, hay 6 millones de brujas rondando las calles. La cultura pop será lo más "trendy" a nivel mundial, pero nadie le gana a las brujas en esta época. Los que le siguen son vampiros, piratas, zombies, gatos y princesas.
- Los adultos también celebran el Haloween: 2 de cada 3 adultos participan en alguna forma de celebración del Halloween, ya sea atendiendo una fiesta, disfrazándose o simplemente comprando dulces para los niños. Aunque no lo parezca, el Halloween definitivamente se ha vuelto importante, incluso en nuestra propia cultura.
- Originalmente, tenías que bailar por tus dulces: La mayoría de los expertos rastrea la técnica del "dulce o truco" a la práctica europea llamada "mumming", en la que los disfrazados iban de puerta en puerta haciendo una coreografía para recibir dulces.
- Halloween era un gran día para encontrar tu alma gemela: En algunas partes de Irlanda, las personas celebraban el Halloween leyendo la fortuna romántica de los demás. Estos juegos supuestamente predecían con quién te casarías e incluso la fecha.
- El Halloween saca lo peor de los niños: Hay verdaderos estudios que demuestran que, al disfrazar a los niños en grupos e introducirlos a un objeto de deseo (en este caso los dulces), se desindividualizan y dejan de darle importancia a las consecuencias de sus acciones, llevándolos a hacer cosas que nunca harían si estuvieran solos.