Históricamente, en el ámbito corporativo se ha medido el éxito de colaboradores con indicadores que pertenecen más al territorio de los hombres que al de las mujeres. El cerebro del hombre está cableado para buscar adictiva e instintivamente el poder, el triunfo, la superación sobre los demás, ser el número uno, com¬batir y ganar, ser considerado un héroe. Es así como los indicadores de éxito en una organización están definidos para darle más placer al cerebro masculino que al femenino.
El cerebro en el feto, por azares de la genética, comienza a definirse, según el género, desde las semanas 9 y 10. El niño dará muestras claras de su personalidad desde muy pequeño. Por ejemplo, por ahí de los cuatro o cinco años, podrás ver que la niña prefiere tener un juego largo, en donde todos participen y haya un final feliz; en lugar de uno en donde ella destruya al enemigo y sea celebrada como el único héroe y triunfadora del juego, como preferiría un niño.
El niño es capaz de escaparse a las 11 de la noche de su cuarto, para jugar y vencer al monstruo del nivel 10 del juego del Xbox para, al día siguiente, mostrar la foto a sus amigos y ser celebrado.
En nuestro estudio, “El gen exitoso”, descubrimos que muchas mujeres en el mundo corporativo, con tal de obtener los premios y promociones ofrecidos, tienen que modificar sus personalidades. Aun cuando su cerebro las lanza a buscar alianzas ganar-ganar y de largo plazo, respetar a la competencia y celebrar a quienes se merecen los triunfos en lugar de autoadju¬dicárselos, no siempre encuentran los espacios idóneos para comportarse así, pues a diferencia de ser premiadas, son mal vistas.
Muchas mujeres hoy, y dicho por ellas mis¬mas, han sido arrastradas al lado “oscuro” de la masculinidad en los territorios profesionales para seguir siendo indispensables.
Los negocios y la política necesitan mucho el lado femenino natural de las mujeres, que haya relaciones honestas, necesitamos su capacidad negociadora, creativa, consensuadora y de bienestar mutuo. Cuando la mujer saca su lado femenino en el territorio profesional es cuando empieza a ser plena, feliz, increíblemente creativa y sumamente productiva.
El mundo de los negocios tiene que evolucionar, y se dará un gran paso cuando los indicadores de éxito busquen promover por igual lo mejor del lado femenino y lo mejor del lado masculino.