La otra cara de la Navidad deja residuos, contaminación y malgasto energético
La Navidad trae algo más que familia, buenos propósitos y regalos. Existe otra cara que muestra un aumento significativo de los residuos derivados de los regalos, un mayor uso de pilas contaminantes y un despilfarro energético por las luces y adornos.
Así lo aseguró hoy a Efe la directora general de Planeación y Coordinación de Políticas de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, Yolanda Alonso, quien advirtió que durante diciembre el número de residuos diarios aumenta un 25 %.
En 2016, la Sedema contabilizó en la capital mexicana 12.920 toneladas diarias de residuos, algo que podría "llenar todos los días el zócalo (la plaza central de la capital y la más grande de América Latina) con un edificio de tres pisos lleno de residuos".
Con el incremento navideño, los residuos generados se elevan a casi 16.000 toneladas diarias.
Esto se debe principalmente a la compra de regalos, ya que, por lo general, cada uno de los regalos que se compran viene acompañado de "múltiples cartones dentro de la propia caja, plásticos protectores", unidos a la bolsa que los contiene y el papel regalo, guarnecido con el tradicional lazo decorativo.
La experta consideró que, si uno lo piensa bien, "la mayor parte de lo que se compra son residuos", puesto que "lo esencial es lo que se va a usar pero a cambio eso genera casi 1 kilogramo de residuos".
"Una vez sacas el regalo todas esas cosas no se van a usar y se van directas al proceso de recolección del residuo", afirmó.
Por ello, aconsejó que para "la temporada navideña debe pedirse el regalo sin envoltorio ni bolsita" ya que eso es lo que produce ese incremento del 25 %.
Dada la inevitable situación, aconsejó "una separación más específica de los residuos más allá del conocido orgánico e inorgánico".
Una correcta separación, según la experta, sería diferenciar el inorgánico con potencial de reciclaje del inorgánico sin potencial de reciclaje, además de contemplar los residuos voluminosos o de manejo especial.
En la Ciudad de México, casi un 48 % de los residuos que se generan se producen en los domicilios, por un 26 % en los comercios y otro 14 % en los servicios.
El restante se atribuye en un 4 % a la Central de Abasto de la Ciudad de México (Ceda) y a la sección de Diversos -áreas verdes y manejo especial (5 %) y Controlados -laboratorios y unidades médicas, entre otros- (3 %).
"Muchos de los inorgánicos que tiramos a la basura son materias primas que se pueden reciclar. El papel, el cartón, el vidrio, algunos plásticos, metales, ropa y textiles pueden ser materias primas para nuevos productos", aseveró.
Otros malos hábitos navideños tienen que ver con la energía y la contaminación, especialmente el uso indiscriminado de pilas no recargables en juguetes para niños.
"A la hora de comprar un regalo para un niño hay que fijarse que el juguete pueda usar pilas recargables", aconsejó, ya que las pilas contienen una cantidad ingente de productos químicos muy contaminantes.
Las luces de Navidad dispuestas cuidadosamente por las casas y que se quedan encendidas durante todo el día- incluida la noche- implican también un gasto energético innecesario.
"Tener aparatos funcionando todo el tiempo y no apagar las luces es un costo fortísimo de energía en términos económicos y ambientales", aseguró la especialista.
La temporada navideña conlleva un aumento del recibo de la luz de alrededor del 30 %.
A todo esto debe añadírsele un mayor uso del vehículo particular dados los desplazamientos que realizan las familias para estar con sus seres queridos, emitiéndose más cantidad de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, contribuyendo al efecto invernadero.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) emitió en estas fechas una recomendación pública en la que enfatizó en la necesidad de decorar el árbol con materiales reciclados, no utilizar vasos ni platos de plástico en las celebraciones y reutilizar el papel con el que se envuelven los regalos.
Cada año, las fiestas navideñas dejan imágenes enternecedoras como la leña calcinándose en la chimenea o la cálida luz del árbol acariciando la estampa familiar.
Pero también se dibujan otras imágenes, como los vertederos abarrotados de residuos en un planeta cada vez más asfixiado y que, un año más, parece que tampoco tendrá regalos.