Durante la pandemia la gente bebe más que nunca
A pesar de la falta de clientes durante casi dos meses y medio por la cuarentena, Darrell Loo, de Waldo Thai, se mantuvo ocupado.
Loo maneja el bar del popular restaurante en Kansas City, Missouri, y dijo que su negocio se mantuvo vibrante gracias al mayor consumo de alcohol y a la flexibilización de las normas sobre bebidas alcohólicas durante la pandemia.
El alcohol también pareció ayudar a sus clientes a lidiar con toda la incertidumbre y el miedo.
“Beber definitivamente fue una forma de sobrellevar esto”, opinó Loo. “La gente bebió mucho más. Yo mismo bebí mucho más”.
Muchas leyes estatales casi que se anularon de la noche a la mañana a medida que se implementaban las órdenes de quedarse en casa y aumentaba el envío de licores a domicilio, los “happy hours” y la degustación de vinos virtuales.
Los cócteles en botellas de 12 y 16 onzas que Waldo Thai ofreció en la acera ayudaron a compensar los ingresos perdidos de los clientes que solían cenar.
Las ventas minoristas de alcohol aumentaron un 55% a nivel nacional durante la tercera semana de marzo, al ritmo de las normas de aislamiento social, datos de Nielsen. Y las ventas por internet se dispararon.
Esta tendencia que ayudó a que los negocios sobrevivieran se mantuvo durante semanas.
Pero el consumo de todo este alcohol puede ser problemático para las personas, incluso para aquellos que no han tenido problemas con la bebida en el pasado.
La doctora Sarah Johnson, directora médica de Landmark Recovery, un programa de tratamiento de adicciones con sede en Louisville, Kentucky, y otras localidades en el centro del país, dijo que, por fuera de los eventos virtuales, la pandemia casi ha matado el beber socialmente.
“No es tanto salir y tomar alcohol en una cena o al pasar tiempo con familiares o amigos”, afirmó Johnson. “Ahora, muchas personas están sentadas en casa bebiendo solas e, históricamente, eso ha sido visto como una conducta de consumo de alto riesgo”.
Hay algunas medidas objetivas de consumo problemático. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) definen el consumo excesivo de alcohol como 15 o más bebidas a la semana para un hombre u ocho o más para una mujer.
Pero Johnson asegura que las pistas más importantes provienen de cambios en el comportamiento. Explicó que, para algunas personas, beber un poco más de vez en cuando no es un gran problema.
“Si todavía cumplen con todas sus obligaciones diarias, se levantan temprano, tienen sus reuniones de Zoom a tiempo, cuidan a sus hijos y no se sienten mal por beber, no es un problema”, aseguró Johnson. “Pero cuando las personas comienzan a tener problemas en otras áreas de su vida, entonces esa sería una señal de que están bebiendo demasiado y que es un problema”.
Hay alertas a tener en cuenta, que incluyen:
• Un aumento muy grande en la cantidad de alcohol que se consume
• Amigos y familiares que comienzan a preocuparse
• Cambios en los patrones de sueño: se duerme más o menos de lo habitual
• Cuando beber comienza a interferir con la vida cotidiana
Johnson señaló que, para muchas personas, vivir bajo cuarentena sin la rutina de un viaje diario o un descanso para almorzar podría ser problemático.
“La rutina y la estructura son importantes para la salud mental en general porque reducen el estrés y los eventos desconocidos o inesperados en la vida diaria”, explicó Johnson. Esto puede hacer que las personas que se están recuperando del alcoholismo se encuentren más vulnerables para afrontar la sobriedad.
Johnson indicó que las personas que no pueden dejar de tomar una cantidad de alcohol que ya es problemática por sí solos deben buscar ayuda.