Kobe Bryant está listo finalmente para decir adiós
Daba una mirada al correr en su salida del túnel del Staples Center para los calentamientos, y nuevamente al sonar el himno nacional. Durante todos los partidos, lo hacía una y otra y otra vez.
"Todo el tiempo", dice Kobe Bryant.
Durante los partidos abultados, y los definidos por margen cerrado, entre la acción y los momentos de pausa. Si estaba molesto o buscaba la chispa.
"Todo el tiempo", expresa nuevamente.
Escondido en esos momentos tranquilos, el ícono de los Lakers miraba hacia el cielo, hacia la esquina suroeste del hogar del club morado y dorado, en pleno centro de Los Ángeles, viendo las camisetas retiradas de la franquicia.
"Todo. El. Tiempo", afirma Bryant, una vez más.
Y todo el tiempo, en cada ocasión, a ver los sagrados números vestidos por nombres conocido como West, Wilt, Elgin, Magic y Jabbar, Bryant se transportaba de regreso a su niñez en Italia, donde su padre jugaba profesionalmente, y Bryant devoraba videos en VHS de esos mismos jugadores, los dueños de las camisetas bajo las cuales terminaría jugando en la NBA.
"He estudiado a esos jugadores", se diría a sí mismo, "y ahí están".
En la noche del lunes, las dos camisetas de Bryant, la número 8 que vistió durante la primera mitad de su carrera en la NBA de dos décadas, y la número 24 que usó durante la segunda mitad, se unirá a aquellas que admiró durante tanto tiempo, y serán retiradas durante una ceremonia en el medio tiempo del encuentro en el cual los Lakers recibirán a los Golden State Warriors.
Bryant se convertirá en el décimo jugador de los Lakers cuya camiseta es retirada por la ilustre franquicia, y el primero en la historia de la NBA en contar con dos números retirados por el mismo equipo. (Los Lakers decidieron a hacerlo así debido al éxito de Bryant con ambos números, por ende, pensaron sería imposible retirar uno y no el otro, de acuerdo a lo indicado por un vocero del equipo.)
Bryant se convertirá también en el primer exLaker en contar con un número retirado sin estar en el Salón de la Fama, debido a que no es elegible hasta 2021. Sin embargo, los Lakers anunciaron en septiembre que decidieron no esperar para conferirle a Bryant este raro honor.
"Es un estándar imposible", expresó.
Bryant comenzó su carrera en la NBA en 1996 vistiendo el número 8, el mismo que usó en Italia, igualmente como una forma de recordar el número que vistió en el Campamento Adidas ABCD, el 143, siendo el 8 la suma de esos dígitos. Nunca tuvo la intención de cambiar de número al principio de su carrera; no obstante, dice haberlo hecho ya que los Lakers cambiaron de dirección al despachar a Shaquille O'Neal al Heat en 2004. (Un año antes, Bryant fue arrestado y acusado de agresión sexual, aunque en 2004 los cargos criminales fueron desestimados y Bryant firmó un arreglo civil).
"Es una tabula rasa", expresó. "Comencé de nuevo. Empezar totalmente fresco y concentrarme en el número que significó tanto para mí".
Tuvo la intención de cambiar de número inmediatamente. Sin embargo, la fecha límite para hacerlo había pasado. Por ende, no fue sino hasta la temporada 2006-07 que Bryant estrenó el número 24, el mismo que vistió a principios de su carrera en la Secundaria Lower Merior, en Ardmore, Pensilvania.
Ambos números dividen perfectamente la carrera de Bryant en dos capítulos, y de forma casi escalofriante, anotó casi la misma cantidad de puntos en ambas: 16.777 con el número 8, 16.866 con el 24.
Bryant pondera sus dos personificaciones en la NBA y piensa en una sola palabra: crecimiento.
"Cuando empecé con el número 8, realmente intentaba 'plantar mi bandera'", dice Bryant. "Debía demostrar que pertenecía a esta liga. Tenía que probarme a mí mismo que soy uno de los mejores en esta liga. Uno iba tras ellos. Era una cuestión de energía indetenible, agresividad, todo eso".
"El 24 representaba un crecimiento sobre ello. Los atributos físicos no están allí como solían estar, sin embargo, el nivel de madurez es mayor. El matrimonio, los hijos. Comenzar a tener una perspectiva mayor siendo uno de los más maduros dentro del equipo, contrario a ser el más joven. Las cosas evolucionan. No se trata de decir que uno es mejor que el otro o que hay una mejor manera de ser. Se trata del crecimiento".
Prosigue: "Es un nuevo libro, el número 24... El 24 es algo de cada día. Al envejecer, los músculos comienzan a doler. El cuerpo empieza a doler. Llegas a la práctica ese día, uno debe recordarse a sí mismo: 'OK, este día es el día más importante. Tengo que salir adelante, a pesar del dolor. Mis talones no se sienten bien, no mejorarán. Debo salir adelante, porque este es el día más importante'. Entonces, el 24 también me ayudó en el aspecto motivacional".
Tres de los cinco títulos de Bryant se produjeron con el número 8 a sus espaldas. No obstante, su único premio al Más Valioso llegó con el número 24, lo cual alimenta la discusión entre los fanáticos que prefieren uno u otro. ¿Cuál es el preferido del propio Kobe?
Toma una larga pausa y frota su barbilla.
"Es la temporada en la cual me fracturé el talón de Aquiles", dice. "Porque me sentí como si estuviera jugando el mejor baloncesto de toda mi carrera".
Ocurrió durante la temporada 2012-13, cuando los Lakers se hicieron de los servicios de Steve Nash y Dwight Howard, en lo que parecía ser otra carrera por el título, la cual fue diezmada por las lesiones, la agitación y peleas internas. En las fases finales de esa campaña, Bryant se impulsó a sí mismo como nunca antes para ayudar a su equipo a llegar a los playoffs. A pesar de ello, su propia mentalidad lo llevó a chocar contra el suelo, incluso con sus compañeros de equipo, entrenadores y miembros del staff técnico intentaron protegerle de sí mismo, tal como lo contó ESPN en abril de 2016.
"Tenía que trabajar como un maniático para estar allí, pero pude hacerlo", recuerda Bryant. "Mentalmente, emocionalmente, pude visualizarme cinco o seis movimientos por delante en el juego y toda una serie de porquerías locas".
Tras su lesión del talón de Aquiles, Bryant nunca fue el mismo, sufriendo lesiones que acabaron con sus dos temporadas siguientes de forma prematura.
"Fue una de mis épocas favoritas, claro", dice con una sonrisa. "Casi me mató, pero fue divertido".
Al estar sentado en el complejo de los Lakers, inaugurado el verano pasado, Bryant mira a su alrededor durante una mañana reciente, admirando la edificación, construida y equipada con materiales de última generación.
La última vez que Bryant visitó el edificio, de acuerdo a lo expresado por él, fue su primera ocasión a mediados de octubre, cuando proyectó su corto animado, "Dear Basketball" ("Querido baloncesto"), frente a un grupo de 30 personas aproximadamente, incluyendo a animadores de los principales estudios de cine.
Con la animación de Glen Keane, quien colaboró en la creación de varios de los personajes más recordados de Disney (Aladino, Ariel, la Bestia), y la música del compositor John Williams, ganador del premio de la Academia ("La Guerra de las Galaxias", "E.T., El Extraterrestre", "Tiburón"), la cinta de cinco minutos de duración es una versión animada de la despedida de Bryant que fue publicada en la Web The Players' Tribune en su última campaña en la NBA.
El cortometraje gira en torno a la trayectoria de Bryant desde sus sueños de niño con el baloncesto, hasta que esos sueños se hicieron realidad y, quizás apropiadamente, Bryant prepara el debut de dicha película (el proyecto más ambicioso de su vida post-NBA) en la noche en la cual se retirarán sus camisetas en el medio tiempo del encuentro del lunes en el Staples Center.
Mientras Bryant conversa sobre este proyecto y su vida después del baloncesto, Molly Carter, co productora ejecutiva de la cinta, le interrumpe para darle una noticia: "Dear Basketball", le cuenta, acaba de quedar en la lista corta para el Oscar al mejor corto animado, junto a nueve otras películas en dicha categoría.
"¡¿Lo hizo?!", pregunta Bryant.
La lista se reducirá, de 10 películas a 5, el 23 de enero, las cuales terminarán competiendo por el premio de la Academia el 4 de marzo.
Bryant alza los brazos al aire, empuña sus manos, sacude la cabeza, explota con energía, en un punto medio entre la incredulidad y la euforia. Varias palabrotas, a modo de celebración, salen a relucir. Es cierto que su carrera en la NBA terminó, pero el mismo Bryant que vieron los aficionados al celebrar campeonatos y partidos ganados ha vuelto, aunque sea por un breve instante.
Bryant se recupera y respira un poco. Ha ganado cada honor posible para un jugador de la NBA y es el líder de todos los tiempos para los Lakers en una serie de categorías, incluyendo puntos y partidos jugados en temporada regular. Entonces, ¿qué representaría ganar un Oscar para él?
Toma una pausa.
"Significaría mucho más para mí que todos los otros premios", afirma Bryant. "Porque es algo que nunca esperé poder hacer. No es algo que se suponía podría hacer. De niño, mientras crecía, soñaba con ganar campeonatos, premios al Más Valioso y todo lo demás. Es algo que tenía en la mente. Es un objetivo. La vida te da cartas con las cuales jugar, hay lesiones, las cosas suceden, uno da un giro, y escribe algo que proviene del corazón".
"Entonces pienso, 'Muy bien, tengo una pasión por contar historias. Hagamos esto'. Pestañeas, y Glen crea la animación. Otro pestañeo, y estás en el escenario del Hollywood Bowl al lado de John Williams. Vuelves a pestañear, y piensas: 'Muy bien, estamos metidos en la conversación por el Oscar'. El tren está en marcha. Uno piensa entonces: '¿Qué diablos está pasando?' Es algo que no está en mente... Especialmente para nosotros los atletas, se supone que debemos hacer solamente una cosa. No se supone que uno tenga capacidad para hacer otra cosa".
Entonces, la noche del lunes representará muchas cosas para Bryant. El dejar su carrera en la NBA atrás, y seguir adelante con todo lo que ha venido después.
Por encima de todo, Bryant expresa que será un momento que traerá felicidad, ya que podrá despedirse de manera apropiada de sus aficionados, amigos y rostros familiares, lo cual, de acuerdo con él, no pudo hacer durante su partido final, ya que su mente esa noche estaba fija en el partido en sí.
El lunes, expresa, será algo distinto.
"Felicidad, felicidad plena", dice Bryant. "Este es mi hogar. Por ello, será un momento de felicidad para mí, al estar con la gente que literalmente me vio crecer. Poder decirles 'Gracias' a todos por última vez".