Con los tantos de Hofmann y de Boniface en los últimos minutos, el Bayer Leverkusen acabó este jueves con la sólida estructura defensiva del West Ham, que construyó un muro prácticamente impenetrable que el conjunto alemán sólo pudo derribar al final para ganar 2-0 y acercarse a las semifinales de la Europa League.
El mexicano Edson Álvarez no entró a la convocatoria del encuentro, por lo que su puesto fue ocupado por Ward-Prowse y Soucek.
El equipo de Xabi Alonso prácticamente tiene asegurada su presencia en la siguiente fase. Firmó un partido gris y espeso, motivado por el conservadurismo de David Moyes, que apostó por intentar cerrar todas las puertas de Fabianski para asestar el golpe definitivo a su rival en el Estadio Olímpico de Londres. Casi funcionó, pero la aparición desde el banquillo de Hofmann y de Boniface fue clave para mantener los objetivos ambiciosos del Leverkusen.
Después de ganar por los pelos al Unión Berlín (0-1), al combinado germano le llegó la hora de disputar un partido clave dentro de un curso de ensueño en el que no conoce la derrota. En total, antes del pitido inicial ante el West Ham, el cuadro germano acumulaba 41 partidos sin perder (36 victorias y 5 empates) con el punto de mira puesto en conseguir el triplete.
La Bundesliga, ya es casi un hecho: saca 16 puntos de ventaja al Bayern Múnich. En la Copa de Alemania es el favorito porque se enfrentará en la final al Kaiserslautern, actualmente en segunda división y en puestos de descenso a la tercera categoría del fútbol alemán. Sólo la Liga Europa es un muro robusto hacia el triplete y el West Ham es el primer equipo que debe superar.
Xabi Alonso alineó a todos los jugadores que reservó el pasado fin de semana para enfrentarse al Unión Berlín. Stanisic, Tapsoba, Palacios, Frimpong, Adli y Schick aparecieron en el once y el técnico español fue a por todas ante un rival que apostó por encerrarse atrás e intentar sorprender con al velocidad de Antonio, Kudus y Paquetá.
El Bayer Leverkusen consiguió hacerse con el total dominio del partido. Se cumplió el guión establecido. No hubo sorpresas. Los hombres de Xabi Alonso acapararon posesión, aunque carecieron de verticalidad y de capacidad para sorprender. El West Ham, muy bien ordenado atrás, en la primera parte apenas concedió un par de ocasiones que fueron prácticamente irrelevantes.
Schick protagonizó las dos. En ambas, apareció Fabianski, que primero atrapó con comodidad un taconazo del delantero checo y después despejó otro intento de Schick desde fuera del área. Eso fue todo antes del descanso. El West Ham, tampoco hizo mucho más. Sólo Antonio llegó hasta el área del Leverkusen, pero Stanisic se encargó de despejar de forma providencial un par de pases de gol que habrían sido letales.
El paso por vestuarios no trajo nada nuevo. La película no cambió hasta la entrada al terreno de juego de Hincapié y de Tella, primero, y de Hofmann y Boniface, después. El Leverkusen, entonces, cambió de marcha y Grimaldo, desaparecido en combate, fue el primero en reaccionar para firmar una jugada espléndida que a punto estuvo de terminar en gol. El lateral español dejó sentado a su par con un gran autopase, llegó a la línea de fondo, centró hacia atrás y Schick de nuevo se encontró con una mano de Fabianski que evitó el tanto alemán.
Fue el primer aviso del Leverkusen, que en el minuto 83, por fin, pudo superar a Fabianski con un remate a la salida de un córner de Hofmann. El West Ham, por fin, hincó la rodilla y se desinfló para sufrir un acoso de última hora que tuvo premio para el equipo de Xabi Alonso en forma de gol. Boniface dio en la diana en el tiempo añadido y el 2-0 colocó al Leverkusen con pie y medio en las semifinales. La ilusión del triplete, sigue viva.
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