Fiscal confirma red de prostitución en club argentino
En el Independiente de Avellaneda, de la primera división de la liga argentina, operaba una red que obligaba a prostituir a menores aspirantes a ser futbolistas, confirmó la fiscal Soledad Garibaldi.
Garibaldi, quien está a cargo del caso, advirtió que también está investigando a por lo menos seis clubes más que podrían estar involucrados en este escándalo de abuso sexual que está sacudiendo al balompié argentino.
“Esto se replica en otros clubes seguramente y podría afectar a seis de primera, pero en categorías inferiores", dijo Garibaldi, quien agregó que por ahora hay cinco víctimas identificadas tan solo en Independiente.
La denuncia judicial fue posible gracias a que un joven de 17 años le contó entre lágrimas a uno de los sicólogos del club que lo obligaban a prostituirse con hombres mayores de edad.
Los jóvenes abusados vivían en la pensión oficial que Independiente tiene para las ligas inferiores, pero de ahí eran sacados cada tanto por un jugador de 19 años, cuyo nombre todavía no se ha revelado.
Ese futbolista llevaba a los menores a un departamento privado ubicado en el barrio de Palermo de esta capital para que sostuvieran relaciones sexuales con hombres mayores.
La fiscal explicó que ya entrevistó a cinco víctimas y que esta semana hablará con varios más porque cree que son muchos más los afectados, ya que en la pensión viven hasta 60 menores.
En su mayoría, esos niños y adolescentes provienen de familias humildes de las provincias y llegan a Buenos Aires con la aspiración de ser fubolistas para mantener a sus familias.
"Pensemos que los chicos vienen con el sueño de ser jugadores de futbol y caen en redes que saben que los chicos tienen necesidades, que mayormente vienen del interior, sin contención, y con necesidades económicas importantes y por esas cosas son sometidos”, dijo.
Garibaldi detalló que a varias de las víctimas las obligaron a prostituirse a cambio de botines y shorts de futbol y que a algunos intentaron captarlos a través de las redes sociales pero se negaron a aceptar las invitaciones que recibían.