Colombiano es nuevo presidente de los Timbervolves
Gersson Rosas tiene experiencia de primera mano con el éxito de estrategias no convencionales, sustentado con sus 17 años con los Rockets de Houston. Una estrategia igualmente no convencional pudiera ser necesaria, si los Timberwolves de Minnesota quieren ser aspirantes en la difícil Conferencia Oeste de la NBA. "Vamos a cuestionar la norma con cada paso que damos”, dijo Rosas. El primer hispano en dirigir las operaciones de un equipo de la NBA ha llegado a una franquicia con 30 años de existencia y que ha sido más sinónimo de mala suerte y decisiones imprudentes que logros en la cancha.
La contratación del colombiano Rosas como presidente de operaciones de básquetbol fue aprobada por el dueño de los Timberwolves Glen Taylor como remedio para uno de los últimos fracasos de años recientes — la contratación hace tres años de Tom Thibodeau en la doble función de presidente y entrenador. Cuando Taylor y el director general Ethan Casson iniciaron la búsqueda, notaron que Rosas parecía tan confiado y deseoso de integrarse a la franquicia como ellos de ofrecerle el puesto.
Los Wolves recurrieron a una firma independiente para contratar a Thibodeau. Esta vez, Casson encabezó un proceso de entrevistas que incluyó a varios miembros de diversos niveles y departamentos de la organización. "Yo quería a alguien que pudiese trabajar con todo el personal”, dijo Taylor. “No solamente con los jugadores, con toda la organización. Alguien que sintiese que era parte del equipo y entendiese la idea de trabajo en equipo”.
Los Timberwolves promediaron la tercera menor concurrencia en la liga la campaña pasada, una cifra anunciada de 15.305 fanáticos por partido, y se perdieron los playoffs tras un regreso en 2018 que puso fin a una ausencia de 13 años. El ascenso en la parte comercial es tan difícil como en lo deportivo. Unas de las razones que hicieron que Rosas se destacase entre los cuatro finalistas — Chauncey Billups, Trajan Langdon y Calvin Booth — era su visión de una cultura colaborativa e innovadora. Durante la era Thibodeau, el ambiente estaba más fracturado.
"Pienso que las organizaciones que han entendido eso, y espero que seamos una de ellas, no solamente ganan, sim que lo hacen a un alto nivel”, dijo Casson. Rosas dejó brevemente a los Rockets en 2013 para convertirse en gerente general de los Mavericks de Dallas, pero regresó porque decidió que no encajaba bien. Esta vez, con su esposa, Susana, y sus hijos Giana y Grayson, sintió que era la oportunidad adecuada. "Cuando los recursos existen éste es un gran mercado no solamente para la organización y los jugadores, sino también para mi familia”, dijo Rosas, que fue presentado el lunes en una conferencia de prensa en el Target Center. “No solamente me entrevistaron a mí, sino que yo los entrevisté a ellos. Y cuando yo hablaba con diferentes organizaciones en la liga, ellos se destacaron”.
Rosas se mudó con su familia de Bogotá a Houston, donde aprendió a amar el baloncesto en la escuela secundaria y comenzó a trabajar como entrenador tras la universidad. Empezó en los Rockets como pasante y ascendió poco a poco hasta llegar a ser vicepresidente de operaciones de baloncesto, el cargo que mantuvo durante siete campañas. La tarea inmediata para Rosas será decidir si Ryan Saunders, respaldado por Taylor, debe seguir como entrenador.
El gerente general Scott Layden, quien adquirió más responsabilidad tras el despido de Thibodeau el 6 de enero, también está en el limbo. Rosas dijo que Taylor no le ha impuesto condiciones prestablecidas sobre el estatus de ambos. Rosas dio crédito a Thibodeau por dejar un plantel competitivo, un conjunto encabezado por el centro dominicano Karl-Anthony Towns y rodeado por talento joven y potencial sin explotar. El mayor desafío, más allá de los rivales en el Oeste, será el tope salarial. Los cuantiosos contratos de Towns y su enigmático escudero Andrew Wiggins tiene a los Wolves al límite.