El Sevilla venció por 2-0 al Villarreal, que sufrió su segunda derrota de la temporada, le quebró una racha de 18 partidos sin perder y le ganó provisionalmente el pulso por los puestos ‘Champions’ en un partido competido, en el que los sevillistas fueron muy efectivos frente al dominio territorial de su rival.
Tras adelantarse con un gol de penalti del argentino Lucas Ocampos a los 8 minutos, al desviar con la mano su compatriota Juan Marcos Foyth un tiro de otro argentino, Marcos Acuña, el equipo de Unai Emery reaccionó, pero sin claridad arriba, lo que aprovechó el Sevilla para asestarle un golpe mortal en el segundo tiempo con un tanto del marroquí Youssef En-Nesyri y amarrar un valioso triunfo.
En un duelo directo de aspirantes a la Champions, con la cuarta plaza en liza, y también de reencuentros por el retorno a Nervión de Emery -ganador de tres Ligas Europa con el Sevilla-, ambos equipos salieron con brío, a imponer su juego y con una voluntad clara de ser protagonista, si bien la suerte sonrió pronto a los andaluces.
Así, el Sevilla se encontró con el gol a los 8 minutos, del argentino Ocampos de penalti engañando bien a Sergio Asenjo, tras un tiro a priori sin peligro de su compatriota Marcos Acuña que desvió con la mano otro argentino, Juan Marcos Foyth, y sancionado con la pena máxima por la rigurosidad de las actuales normas.
La acción requirió la intervención del VAR y también que el árbitro Soto Grado la visionara en la videopantalla situada a pie de campo. El 1-0 propició que el Villarreal se fuera arriba con más ahínco, si cabe, y presionara muy alto, aunque sin ningún fruto.
Lo intentaron siempre de la mano del ‘cerebro’ Dani Parejo y, sobre todo, el internacional Gerard Moreno queriendo asociarse con el roteño Fer Niño y Moi Gómez, mientras que el Sevilla se defendió con seguridad y orden, trató de coger a contrapié a los amarillos y gozó de dos opciones por medio del brasileño Diego Carlos, primero en una gran jugada de Suso y luego en un cabezazo que detuvo sin apuros Asenjo.
El control villarrealense hizo que el Sevilla perdiera el mando en el campo y que el brasileño Fernando Reges viera su quinta amarilla, al llegar tarde a un balón movido por los castellonenses, con lo que se perderá el derbi del sábado contra el Betis.
El Villarreal buscó con intensidad el empate, tuvo el balón y dominó al Sevilla. Fue superior a su rival, pero sin mucha claridad en ataque, con lo que se llegó al descanso con el 1-0 de penalti de Ocampos después de un primer tiempo muy parejo y con poco fútbol.
En la reanudación, Emery hizo un cambio valiente al retirar al mediocentro Foyth y meter en el campo al joven Jeremy Pino para pasar a un 4-4-2 con un tinte más ofensivo, y su equipo siguió queriendo llevar la iniciativa, mas sin ningún éxito.
Tanto es así que de un intento de ataque villarrealense, con un centro de Jeremy al área que solventó Diego Carlos, nació el 2-0.
El despeje providencial del brasileño lo recogió un zaguero amarillo, aunque le robó con fe e inteligencia el balón Ocampos para lanzar, con un pase magistral, una gran contra en la que el marroquí Youssef En-Nesyri no perdonó al batir a la perfección con la zurda a Asenjo y lograr su noveno tanto de la temporada, el quinto en Liga.
El 2-0 dejó muy tocado al Villarreal, que, con ansiedad y muchas prisas, tocó a rebato, pero sin ideas nítidas para superar a la férrea y segura zaga sevillista a pesar de dominar, pero sin recompensa alguna ante un Sevilla que gestionó bien su ventaja.
Emery, con la impotencia propia del marcador adverso, se la jugó y dio entrada al nigeriano Samu Chukwueze y luego al colombiano Carlos Bacca, toda una institución en el Sevilla por los goles que marcó en su etapa, por el joven Fer Niño y el medio Trigueros.
El equipo amarillo, en especial por su banda izquierda, estuvo cerca de acortar distancias en una doble ocasión a 17 minutos del final del exbético Alfonso Pedraza, a cuyo tiro respondió magistral Bono, y de Chukwueze, en la que el marroquí, muy seguro, salvó de nuevo a los suyos.
Y ahí se acabó el gas del Villarreal, que dominó, pero sin ningún fruto, y vio impotente cómo el Sevilla, muy eficaz, ganó el pulso para endosarle su segunda derrota y desbancarlo del cuarto puesto.