La última canción de Taylor Swift aún resonaba en los oídos de miles de fanáticos en el Tokyo Dome el sábado por la noche, cuando la cantante se apresuró a tomar un jet privado en el aeropuerto de Haneda, presuntamente embarcándose en un viaje intensamente analizado para ver a su novio, el astro de la NFL Travis Kelce, jugar en el Super Bowl de Las Vegas.
“Todos vamos a emprender una gran aventura”, dijo Swift previamente a la multitud. Se refería a la música, pero también podría describir su futura carrera contra el reloj, que debía cruzar nueve husos horarios y la línea internacional de cambio de fecha.
Vestida con un traje azul de lentejuelas y tras una reverencia final al terminar su espectáculo que agotó las entradas, con la multitud gritando, luces estroboscópicas que pulsaban y una lluvia de papel picado que aún caía, Swift desapareció debajo del escenario y comenzó su recorrido hacia el otro lado del mundo.
Su esperado viaje para ver a los Chiefs de Kansas City, el equipo de Kelce, jugar contra los 49ers de San Francisco en Las Vegas la tarde del domingo, hora de Estados Unidos, ha disparado la imaginación y la especulación durante semanas.
“Espero que pueda llegar a tiempo. Es muy romántico”, dijo la oficinista Hitomi Takahashi, de 29 años, quien compró sudaderas de Taylor Swift a juego con su amiga y tomaba fotografías justo afuera del Tokyo Dome.
La locura Swift-Kelce
En el concierto del sábado por la noche, hubo muchas evidencias del fenómeno cultural único que es la relación Swift-Kelce, un nexo entre el fútbol americano profesional y el enorme poder estelar de Swift. Además de quienes llevaban vestidos de lentejuelas que celebraban a Swift en el abarrotado Tokyo Dome, había camisetas, gorras y otros artículos de Travis Kelce que celebraban a los Chiefs. Algunos en Tokio gastaron miles de dólares para asistir a los conciertos de la superestrella del pop esta semana.
“Romeo, llévame a algún lugar donde podamos estar solos”, cantó Swift el sábado.
No encontrará eso el domingo en Las Vegas, donde una multitud con entradas agotadas, sin mencionar millones de personas en todo el mundo, la estarán mirando.
Si es que lo logra, claro está.
Calificar de intensa la vigilancia mundial de los viajes de Swift es quedarse corto.
Los fanáticos han seguido su jet. Las emisiones de carbono de sus viajes por el mundo que calientan el planeta han sido criticadas. Los funcionarios han evaluado la posibilidad de que estacione su jet en los aeropuertos de Las Vegas.
Incluso los diplomáticos japoneses entraron en acción. La embajada japonesa en Washington publicó en las redes sociales que podría llegar al Super Bowl a tiempo e incluyó en su comunicado tres títulos de canciones de Swift: “Speak Now” (Habla ahora), “Fearless” (Sin mied) y “Red” (Rojo).
“Si se va de Tokio en la noche después de su concierto, debería llegar cómodamente a Las Vegas antes de que comience el Super Bowl”, decía.
Takahashi, la fanática en el Tokyo Dome, estaba consciente de las críticas que Swift ha enfrentado por sus jets privados, pero dijo que la cantante era señalada injustamente.
“Muchas otras personas viajan por negocios, y ella está aquí por su trabajo. Enfrenta ataques porque es famosa y destacada”, opinó Takahashi.
Swift ha recorrido el mundo esta semana
Antes de viajar a Asia, asistió a la ceremonia de los premios Grammy en Los Ángeles, donde ganó su 14to Grammy y un cuarto premio al Álbum del Año —con lo que estableció un récord— por “Midnights”. La emisión fue vista por casi 17 millones de personas. También hizo un anuncio sorpresa de que su próximo álbum está listo para salir a la venta en abril.
Luego los cuatro conciertos en Tokio, y ahora aparentemente un viaje apresurado para intentar llegar a Las Vegas para ver a Kelce, ala cerrada de los Chiefs, jugar en el Super Bowl. Ha seguido a Kelce durante gran parte de la temporada de los Chiefs.
Si todo sale según lo planeado, se espera que vuele a Australia durante la semana para continuar con su gira.
“Esta semana es verdaderamente el mejor tipo de caos”, publicó Swift el miércoles en Instagram.No quedó claro el sábado por la noche si el avión de Swift había partido. Aproximadamente una hora después del final del concierto, los periodistas de The Associated Press se encontraban cerca del área del jet privado de Haneda cuando llegaron minivans y alguien entró en el área de la puerta de abordaje mientras cuatro o cinco personas que llevaban paraguas negros enormes obstruyeron la vista de esa persona.
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