¡El señor de los regresos! Patrick Mahomes demostró que sabe jugar el partido más importante de la NFL y ratifica la dinastía. Kansas City Chiefs derrotó en tiempo extra a San Francisco 49ers (22-25) en un cierre fenomenal. Mahomes ganó la carrera a contrarreloj y le lanzó el pase de tres yardas a Mecole Hardman, el más importante en el Allegiant Stadium.
Desde ahora ya se puede hablar de su lugar en la historia. Mahomes y Reid ganaron su tercer anillo juntos y ya se perfilan como una de las mejores duplas de todos los tiempos, imponiéndose a unos Niners que no supieron cómo cerrar el partido. No fue Mr. Irrelevant, Brock Purdy, la respuesta de los gambusinos este año, pero sí fue Mahomes el que logró la gloria.
Les costó arrancar
San Francisco inició con nervios: dejó escapar puntos seguros por un fumble de Christian McCaffrey y la gran cobertura de Trent McDuffie evitó que Deebo Samuel atrapara el balón en la zona prometida, con lo que Jake Moody puso fin a la calma con un gol de campo de 55 yardas.
Pero de Kansas City, ni sus luces. Salvo una salvajada en la que Mahomes firmó el arcoíris de 53 yardas con Mecole Hardman para meterse a zona de gol, Deommodore Lenoir le arrebató el ovoide a Isiah Pacheco en la siguiente jugada; más adelante, Pat fue incapaz de encontrar hombres libres y ganar yardas por tierra no fue opción por la presión de los frontales rivales. Cuatro posesiones, cero puntos.
En el escenario más grande del mundo, había que sorprender. Lo hicieron los Niners en una jugada en la que Jauan Jennings experimentó como lanzador y conectó el envío con CMC, quien se reivindicó de su balón suelto y tuvo vía libre hacia las diagonales. A los Chiefs se les hizo eterna la primera mitad, apenas salieron con daño mínimo gracias a su defensa y a la patada convertida por Harrison Butker.
Kansas necesitaba de Mahomes, pero su quarterback no tomaba calor. Soltó un balón que Pacheco recuperó por poco, pero el quarterback buscó a Marquez Valdes-Scantling con doble protección, regalándole el balón a Ji’Ayir Brown. Gracias a su muralla defensiva, los Chiefs siguieron en la lucha y Butker recortó el encuentro con un gol de campo de 57 yardas, que rompió la marca histórica que Moody estableció en el primer cuarto.
La muerte súbita fue inevitable
El frenesí inició en los últimos minutos del tercer cuarto. Tommy Townsend despejó y supo dónde colocar el balón, ya que el ovoide tocó a Darrell Luter Jr. y se desvió lo suficiente para que Ray-Ray McCloud III no lo controlara y Jaylen Watson lo recuperó. Era el impulso que Mahomes necesitaba, para anotar con un pase quirúrgico con Valdes-Scantling para tomar la delantera.
La respuesta cayó en el pase de Purdy con Jennings, quien rompió un par de tacleadas para cruzar las diagonales y recuperar ventaja. Los equipos especiales de KC volvieron a ser determinantes con el punto extra bloqueado, con diferencia de solo tres puntos.
Los Chiefs mejoraron, pero fueron frenados en zona de gol. Butker lo empató a 16 puntos y dejó poco más de cinco minutos por jugar. Tras la pausa de los dos minutos, Moody anotó otro gol de campo y todo dependía de Mahomes, quien en los últimos segundos le lanzó a Kelce y abrió la avenida para llegar a la yarda 11; Butker obligó la prórroga.
Por segunda vez en la historia, el Super Bowl se resolvió en tiempo extra y ambos equipos tuvieron el ovoide. San Francisco sumó tres puntos, Kansas City se consumió casi todo el reloj, pero le bastó.