Los nuevos cardenales abren el Vaticano para recibir emocionados a sus fieles
Cientos de fieles acudieron hoy al Vaticano para felicitar a los 14 nuevos cardenales nombrados por el papa Francisco, que expresaron su emoción y su compromiso de impulsar la fe por todo el mundo ya ataviados con la púrpura.
Los purpurados recibieron el anillo y el birrete rojo de manos de Francisco en una simbólica ceremonia en la basílica de San Pedro y, a su fin, visitaron al papa emérito, Benedicto XVI, que reside en el monasterio Matter Ecclesiae, dentro de los muros de la Santa Sede.
Joseph Ratzinger, acompañado por su secretario Georg Gänswein, recibió sentado a Francisco, que se inclinó y besó su mano, y a los nuevos cardenales, y rezó con ellos un Ave María en la capilla de su residencia, donde reside desde poco después de su renuncia en 2013.
Después los nuevos cardenales acudieron a su cita con los fieles: los que desempeñan cargos en la Curia Romana fueron situados en los históricos salones del Palacio Apostólico y el resto en el Aula Pablo VI, un edificio moderno dedicado a las grandes audiencias.
En el atrio de este último lugar se encontraban los tres que no participarán en un eventual cónclave al haber superado los 80 años de edad: el prelado emérito de la diócesis boliviana de Corocoro, Toribio Ticona; el arzobispo emérito de la mexicana Xalapa, Sergio Obeso Rivera, y el claretiano español Aquilino Bocos Merino.
Fueron acogidos por otras autoridades eclesiásticas y embajadores pero sobre todo por cientos de fieles de varias nacionalidades que no dudaron en llevar regalos a los purpurados, abrazarles para dar la enhorabuena y, teléfono en mano, sacarse una autofoto con ellos.
Ticona, de origen quechua, reconoció a Efe su alegría e incluso su extrañeza por su nueva dignidad, después de haber desempeñado trabajos de lo más variopinto en sus 81 años, como limpiabotas, albañil, mecánico, minero o vendedor de periódicos.
"Parece increíble, la mano de Dios, como en toda mi vida, me ha acompañado. Es impensable ¿Quién puede llegar desde limpiabotas a cardenal?, se cuestiona, antes de recibir a un grupo de jóvenes que llevan la bandera boliviana atada a la espalda.
Preguntado por el secreto de su trayectoria, se limita a explicar con una sonrisa que todo ha ido "poco a poco" y fija como su primera prioridad la evangelización.
A pocos metros se encontraba el monseñor mexicano Obeso Rivera, que recibió de pie a los fieles en fila para estrecharle la mano y besar su anillo, incluso entre cánticos.
También misionero español, que dijo sentirse "conmocionado", también por la visita a Benedicto XVI, al que agradeció su magisterio tras escuchar un breve mensaje que, con fatiga, pronunció sobre "la belleza y la ternura que hacen fecundidad", explicó.
En el Aula Pablo VI se escenificó la Iglesia descentralizada del papa, con la presencia del nuevo cardenal pakistaní, Joseph Coutts; el peruano, Pedro Ricardo Jimeno Barreto; el japonés Thomas Manyo Maeda, o el de la lejana Madagascar, Desiré Tsarahazana.
Al otro lado de la plaza, el imponente Palacio Apostólico abrió sus puertas a los fieles para la celebración y sus monumentales pasillos se convirtieron en un incesante ir y venir de fieles en busca de Sus Eminencias.
El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el español Luis Ladaria Ferrer, recibió a los fieles en la imponente Sala Ducal y, al otro lado de la estancia, dividida por una arcada barroca, estaba el limosnero del papa, el polaco Konrad Krajewski.