La ley española del matrimonio entre personas del mismo sexo, la tercera del mundo y la primera que incluía la adopción, cumple 15 años como referente en Europa y en Latinoamérica y habiendo permitido a más de 100.000 personas "alcanzar la dignidad y dejar de ser ciudadanos de segunda clase".
Su aprobación por el Congreso español (1 de julio de 2005) supuso "un hito que cambió todos los esquemas que teníamos como sociedad", cuando gobernaba el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, subraya a Efe Alejandro Alder, representante de la Federación Española de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Felgtb).
"La sociedad española siempre va por delante de los prejuicios", destacó este martes la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, en plena semana de celebraciones del Orgullo Lgtbi, este año de manera virtual debido a la epidemia de coronavoris.
Dos de las mujeres casadas en España son Gema Segoviano y Ana Cabeza, las primeras que lo hicieron en Segovia (centro) y en toda la región de Castilla y León. Fue el 9 de diciembre de 2005, viviendo una doble emoción "personal y social".
"No supuso solo que podíamos formalizar algo que buscábamos desde hacía tiempo (...), sino que nos permitió conseguir socialmente algo que creía inalcanzable", relata a Efe Cabeza. Segoviano reconoce que su matrimonio le permitió "sentirse como cualquier otra pareja".
LA LEY
España fue el tercer país del mundo que aplicó una ley que regula los matrimonios entre homosexuales, despué de Holanda y Bélgica. También estaba vigente en algunas provincias de Canadá y en Massachusetts (EEUU).
En el caso español, Alejandro Alder destaca que fue la primera que incluyó la adopción y que muchos países de Europa y Latinoamérica tuvieron como ejemplo la "estrategia española", que siempre ha contado con el apoyo de la sociedad civil, indica, que ha respaldado las reivindicaciones y los derechos Lgtbi.
Reconoce un momento de crítico en la tramitación a causa de la inclusión de la adopción, aunque "tampoco supuso un cisma". Subraya el papel del Partido Socialista (que gobernaba entonces) e Izquierda Unida, que "estuvieron al pie del cañón al entender nuestras reivindicaciones".
También resalta el trabajo de quien era entonces presidente de la Felgt, el socialista Pedro Zerolo (ya fallecido), pero, sobre todo, que Rodríguez Zapatero "se creyera la ley".
Durante la elaboración y tramitación, explica, hubo una estrategia muy coordinada con todas las asociaciones provinciales de la Felgtb, y se creó una red con agentes sociales, asociaciones de vecinos o movimientos feministas. "Nos ayudó a hacernos visibles porque para nosotros la máxima era que lo que no se ve, no existe", explica.
"Hace 16 años ser Lgtbi en Salamanca, Toledo o Vigo (ciudades españolas pequeñas) no era lo mismo que serlo en Madrid, Barcelona y Las Palmas (islas Canarias), donde había otra realidad", según Alder.
PRIMEROS MATRIMONIOS IGUALITARIOS
La primera boda homosexual se celebró el 11 de julio de 2005, tan solo ocho días después de que la ley entrara en vigor. Fue entre Emilia Menéndez y Carlos Barturín en Tres Cantos (Madrid).
Cinco meses más tarde se casaron Gema Segoviano y Ana Cabeza. "No fue del todo difícil", recuerda la primera, pese al "papeleo" (tramites documentales) e, incluso, una visita previa al alcalde de Segovia, que las trató "muy bien".
Como en cualquier matrimonio civil, tuvieron que dejar claro ante un notario que no era por conveniencia. Sus familias no lo aceptaban, y fue una boda pequeña y "discreta".
Asistieron los testigos y un grupo de la asociación "Mujeres y Teología". Las "novias" tuvieron lanzamiento de confeti y aplausos a la salida del consistorio.
OPOSICIÓN CONSERVADORA
La Iglesia católica rechazó la ley con ahínco y la principal fuerza política conservadora española, el opositor Partido Popular (PP), votó en contra y la recurrió en el Tribunal Constitucional, que tardó siete años en fallar a favor de la norma legislativa. Entonces ya se habían celebrado 22.000 de estos matrimonios.
Ese tiempo lo vivió Gema Segoviano "con un nudo en el estómago". Revela que, cuando se acabó esa "pesadilla", rompió a llorar "de la emoción y de toda la tensión acumulada".
Alejandro Alder lamenta que la "sociedad más rancia y la extrema derecha" siempre pongan a las personas Lgtbi en el objetivo de su diana.
Critica la "hipocresía institucional" de los partidos más conservadores, que votan en contra de ciertas leyes, pero luego se aprovechan de ellas, en alusión a homosexuales de derechas que se casaron.
NORMALIZACIÓN
Segoviano y Cabeza reconocen que, 15 años después, la gente sigue recibiendo con curiosidad el hecho de que se presenten como "mujer y mujer", aunque en el pequeño pueblo segoviano de Encinillas, adonde llegaron en 2006, hacen "una vida muy normal".
Critica que, en la actualidad, siga sin ser fácil decir en el trabajo que se es lesbiana y recuerda que ella no pudo tomar los 15 días legales de descanso laboral por matrimonio porque la habrán despedido de donde trabajaba en aquella época.
Ella y su pareja creen que aún queda mucho por hacer para que la diversidad se acepte con normalidad. Abogan por la educación para el cambio, por medio de una asignatura de educación afectiva y sexual seria en la enseñaza media.
Y piden charlas informativas para padres y madres del entorno de los 40 o 50 años, ya que les cuesta "mucho" aceptar la diversidad, cuando la gente joven está "más abierta".