Un XXIII Ayuntamiento de Tijuana, de corto tiempo por un transitorio, pandemia y división política del mismo partido político, se resume como un gobierno sin pena ni gloria, aseveró Catalina Salas Bravo, Presidenta de la Federación Estatal de Colegios, Barras y Asociaciones de Abogados de Baja California, A.C.
Recordó que esta administración municipal fue elegida para un gobierno de 2 años, de acuerdo al artículo séptimo transitorio de la Reforma a la Constitución del Estado del 2014, para empatar las elecciones locales con las federales, impedimento para una planeación a mediano plazo, y menos a largo plazo.
Inició con el Alcalde electo Luis Arturo González Cruz, reflejándose inmediatamente en la limpia de la ciudad y el mejoramiento de las áreas públicas, como camellones, jardines y calles, sin embargo, por aspirar a participar en la elección a Gobernador, dejó temporalmente el cargo, y posterior en forma definitiva, por presión pública del Gobernador del Estado, quien dominó todos los municipios, quedando en su lugar su suplente Karla Patricia Ruiz Macfarland.
Salas Bravo definió a Ruiz Macfarland como una persona respetuosa y de buen trato, que queda en la historia como la primera Presidenta Municipal de Tijuana, con un corto tiempo de gobierno y un Cabildo opaco.
Sin embargo, Catalina Salas indicó que el XXIII Ayuntamiento no realizó acciones trascendentes para la ciudad, pero aún cuando la pandemia del Covid-19 tuvo su auge más alto en ese periodo de gobierno, los servicios públicos como recolección de basura, alumbrado público, entre otros, no se suspendieron, pese a esto, fue un gobierno sin pena, ni gloria, concluyó.