¿Por qué preocupa a Europa la posible victoria de una mujer en Italia?

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AFP,  Italy, Calabria, Roma, 

Los italianos votaban este domingo en unas elecciones legislativas en las que el bloque de derechas, liderado por la posfascista Giorgia Meloni, se encamina a una victoria histórica, un resultado que suscita preocupación por sus valores en conflicto con los fundadores de la Unión Europea.

Si las urnas confirman los sondeos, Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia, formación que proviene de la tradición neofascista, podría convertirse en la primera mujer que llega a la jefatura de gobierno en Italia.

Meloni, de 45 años, tiene todas las encuestas a favor y no se descarta que en los últimos días de campaña se haya agrandado la brecha entre su formación y su directo contendiente, el socialdemócrata Partido Democrático (PD).

La alianza de derechas y extrema derecha, integrada por Hermanos de Italia, la formación antiinmigración Liga de Matteo Salvini y los conservadores de Forza Italia de Silvio Berlusconi, obtendría un 47.2%, según los últimos sondeos del 9 de septiembre.

"Juego para ganar, no para participar", dijo al ir a sufragar Salvini, que ve a su partido "en el podio" tras el voto.

"Estoy impaciente de volver mañana al gobierno de este país extraordinario", añadió el que fuera viceprimer ministro y ministro de Interior entre 2018 y 2019.

También votaron por la mañana el presidente Sergio Mattarella y Enrico Letta, líder del Partido Demócrata (centroizquierda).

Los centros electorales cerrarán a las 23:00. Tras el fin de la votación se conocerán los primeros sondeos en boca de urna.

"Se acabó la fiesta"

"En Europa temen que yo gobierne (...) Se acabó la fiesta. Italia va a comenzar a defender sus propios intereses nacionales", advirtió Meloni con su conocido tono decidido durante la campaña.

A pesar de que Meloni ha tomado distancia de sus orígenes políticos y en un video divulgado en varios idiomas confirmó su compromiso con la democracia, las libertades y la Unión Europea y aseguró que la derecha relegó el fascismo a la historia, muchos temen que se propague un nuevo populismo en todo el Viejo continente.

El modelo es el del nacionalista húngaro Viktor Orban, enemigo acérrimo de la inmigración y a favor de endurecer las medidas para acceder al aborto.

Por su parte, la izquierda moderada liderada por Enrico Letta, quien no logró una amplia coalición de izquierdas ni sellar un acuerdo con el Movimiento 5 Estrellas (M5E), pactó solo una alianza con un pequeño sector de la izquierda ecologista, por lo que obtendría menos del 25%.

Letta ha enfrentado a Meloni presentándose como el socialdemócrata europeísta que batalla contra una ultraderechista nacionalista.

Por otro lado, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), que de primera fuerza política hace cuatro años pasó a contar con un modesto 13.2% en los sondeos, podría poner en crisis la hegemonía del bloque de derechas.

No se descarta una sorpresa de última hora y que los votantes hayan cambiado de idea o decidido votar en las dos últimas semanas por ese movimiento, que creó un salario ciudadano para los pobres, clave para las regiones del sur subdesarrollado de la península.

La controvertida ley electoral italiana favorece a los partidos que forman alianzas, lo que amplía la ventaja del bloque derechista frente a sus rivales de centroizquierda, sumamente divididos.

Según el acuerdo pactado entre los líderes de derecha, el líder del partido que obtenga más votos será la persona que deberá ocupar el cargo de primer ministro.

Para muchos será Giorgia Meloni, que ha trabajado duro en estos años para construirse un perfil de líder seria y popular como representante de la nueva derecha 2.0, más moderna, pero que no olvida su pasado al lanzar de nuevo el lema: "Dios, patria y familia".

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La ultraderecha gana las elecciones por primera vez en Italia, según los sondeos

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El Pais,  Italy, Calabria, Roma, 

Un terremoto político con aroma a consolidación de la ultraderecha en Europa ha sacudido Italia este domingo. Unos 50 millones de ciudadanos estaban convocados a las urnas para poner nombre y color al Gobierno número 68 de los últimos 76 años en unas elecciones provocadas por la caída prematura del Ejecutivo de Mario Draghi en julio. 

La coalición de derecha, formada por los partidos ultra de Hermanos de Italia y la Liga y por la Forza Italia de Silvio Berlusconi, ha obtenido una victoria neta (en torno al 43% de los votos en la Cámara de Diputados, según el sondeo de la RAI) que les permitirá alcanzar, si el escrutinio lo confirma, la mayoría absoluta. 

En clave interna, la enorme ventaja obtenida por Giorgia Meloni, líder del posfascista Hermanos de Italia, que ha multiplicado por seis los resultados obtenidos en 2018 (pasaría del 4% al 26%), la coloca como favorita para recibir el encargo del jefe del Estado, Sergio Mattarella, para formar Gobierno. Sería la primera mujer en lograrlo en la historia de la República.

Los italianos han votado decididamente a la coalición de derecha. Un artefacto que no gobernaba desde el último Ejecutivo de Silvio Berlusconi, caído en 2011 con una Italia al borde de la quiebra y una precoz Meloni como ministra de Juventud. 

El resultado, de confirmarse en el conteo, no sorprende a nadie en una campaña marcada por el desinterés y la apatía ciudadana. Las cifras, de hecho, coinciden con las que manejaban las tres formaciones en el mes de julio, cuando hicieron caer de forma interesada al Ejecutivo de Mario Draghi (exquisitamente neutral durante la campaña). 

La noticia, sin embargo, ha sido un desplome histórico de la participación (51% a las 19.00, siete puntos menos que en 2018), que marca una senda descendente del interés de la ciudadanía por la política desde 1979.

Los italianos se han volcado con el partido de Hermanos de Italia, el único que no había formado parte de ninguno de los tres gobiernos de la última legislatura. La formación, nacida de los rescoldos del posfascista del Movimiento Social Italiano (MSI), no ha sufrido el desgaste gubernamental y ha expoliado sin compasión el vivero de votos ultra de la Liga de Matteo Salvini. La formación del exministro del Interior, que había liderado el bloque conservador durante la primera parte de la legislatura (obtuvo un 33% de votos en las últimas europeas), ha logrado en esta ocasión un resultado pésimo (alrededor del 12%) que podría abrir una crisis interna. Y quién sabe si también tensiones en la coalición de derecha.

El resultado muestra también las costuras de la estrategia del bloque progresista, cuya derrota no es atribuible solamente a los votos obtenidos. La ley electoral, un sistema mixto que combina el método proporcional y el mayoritario, premiaba a las coaliciones configuradas a priori. 

Pero el bloque de izquierdas, con el Partido Democrático (21% de los votos) de Enrico Letta a la cabeza, fue incapaz de llegar a un acuerdo con las distintas fuerzas que podían componerlo. Visto el resultado del Movimiento 5 Estrellas (17,5%) de Giuseppe Conte, que ha sabido gestionar la campaña electoral y explotar el descontento del sur de Italia, ambas fuerzas hubieran podido conformar un bloque competitivo. 

Especialmente, si se observa el crecimiento también del denominado Tercer Polo (8,5%), una coalición de pequeños partidos de centro liberales que lideran el ex primer ministro, Matteo Renzi, y uno de sus exministros, Carlo Calenda.

Giorgia Meloni y su partido han obtenido un resultado impresionante favorecido por la monstruosa abstención en el sur. Hermanos de Italia logró en 2018 solo un 4% de los votos: una cifra residual, en la misma línea que se había movido la formación desde su fundación en 2012 y que les colocaba como comparsa de la coalición de derechas. 

El domingo, según los sondeos, multiplicó esa cifra por seis, una gesta insólita en la democracia italiana, acostumbrada a los meteoritos electorales, pero a nada parecido a esto. El apoyo a Meloni bebe del malestar, del descontento con los bandazos de la Liga. 

También del desencanto con la política ―la baja participación lo demuestra claramente―, de la necesidad de apoyarse en algo nuevo y de una normalización de la ultraderecha en Italia, cuya ciudadanía no juzga como extremas posturas políticas que ponen abiertamente en entredicho algunos de los avances sociales del siglo XXI. La menor afluencia a las urnas invita a pensar que hay una gran parte de la ciudadanía que no ha votado esa opción, pero tampoco se muestra preocupada por su advenimiento.

Una de las conclusiones que también arroja el resultado de los primeros sondeos y que podría marcar una tendencia en Europa es la fagocitación de la derecha por parte del universo ultra. El ascenso de Hermanos de Italia es hijo de muchos factores socioeconómicos y emotivos en Italia. 

Pero su crecimiento es también responsabilidad de Forza Italia (8,0%), el partido de Silvio Berlusconi que desde su fundación en 1993 tuvo que apoyarse en una derecha secesionista y supremacista (la vieja Liga Norte) y en los restos del posfascimo del MSI, que aglutinaba entonces la Alianza Nacional de Gianfranco Fini. 

Ambos partidos fueron durante años las comparsas del show político de Berlusconi en Italia y Europa. Pero la incapacidad del Cavaliere para nombrar un relevo al frente de su partido/empresa y la volatilidad de los consensos electorales les han convertido en la referencia electoral de los votantes de la derecha.

Se busca primer ministro salido de las urnas

La última vez que Italia vio salir a un primer ministro de las urnas fue en 2008, cuando Silvio Berlusconi ganó las elecciones y comenzó su tercera andadura como jefe del Ejecutivo. Desde entonces, el país ha tenido al frente de la presidencia del Consejo de Ministros a otros seis líderes que nunca ganaron unas elecciones o que ni siquiera se habían presentado en ninguna lista, como los tecnócratas Mario Monti o Mario Draghi.

La situación no es nueva. De hecho, el sistema electoral italiano no prevé la elección de un candidato (el último de la era moderna antes de Berlusconi fue Romano Prodi). Sucedió durante décadas con la Democracia Cristiana, que no tenía una propuesta para presidente del ejecutivo.

 Los artefactos formados para gobernar ―que incluían a veces cuatro partidos distintos― obligaban a alternar al jefe del gobierno para mantener los equilibrios. Pero su elección era más bien una cuestión simbólica. Y el nivel de hastío de la ciudadanía al observar cómo el mando real del país cada vez tiene menos que ver con los deseos expresados en las urnas tiene un indisimulable efecto en la participación.

Berlusconi fue el primero que introdujo el nombre en el símbolo del partido. Pese a que luego le imitaron el resto de partidos, se trata de una práctica que históricamente ha utilizado más el centroderecha. La izquierda se ha mostrado más respetuosa con la liturgia parlamentaria y hablaba más de partido. 

Pero la enorme bipolarización a través de dos grandes coaliciones obligó a poner al frente de cada coalición a un nombre. Pero el candidato a primer ministro es una ficción electoral. En parte por ello, la derecha se ha propuesto emprender una reforma constitucional en el próximo mandato para dotar al país de un sistema presidencialista ―al estilo de EE UU o Francia― con la idea de que otorgue una mayor estabilidad a Italia.

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Italia celebrará elecciones anticipadas tras la dimisión del primer ministro

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Reuters,  Italy, Lombardia, Milán, 

El presidente italiano, Sergio Mattarella, disolvió el jueves el Parlamento, despejando el camino para unas elecciones anticipadas después de que el primer ministro, Mario Draghi, renunció tras el colapso de su Gobierno de unidad nacional.

Mattarella dijo que las elecciones deben celebrarse en un plazo de 70 días, dejando que el Gobierno fije la fecha exacta, que probablemente será a finales de septiembre.

"El período que estamos atravesando no permite ninguna pausa en la acción (de gobierno) que es necesaria para contrarrestar la crisis económica y social, y el aumento de la inflación", dijo el presidente en un breve discurso desde el Palacio del Quirinale en Roma.

Draghi, un exbanquero central que ha liderado una amplia coalición durante casi 18 meses, dimitió a primera hora del jueves, pero se le pidió que permanezca en funciones.

Un bloque de partidos conservadores, liderado por los Hermanos de Italia, de extrema derecha, parece que ganaría una clara mayoría en las próximas elecciones, según un estudio de encuestas de opinión realizado esta semana.

La coalición italiana se desmoronó el miércoles cuando tres de los principales socios de Draghi rechazaron participar en una cuestión de confianza que él había convocado para tratar de poner fin a las divisiones y renovar su fracturada alianza.

La crisis política ha puesto fin a meses de estabilidad en Italia, durante los cuales el respetado exbanquero central Draghi había ayudado a dar forma a la dura respuesta de Europa a la invasión rusa de Ucrania y había reforzado la posición del país en los mercados financieros.

Draghi se llevó un caluroso aplauso de los parlamentarios italianos cuando hizo una breve aparición en la Cámara Baja del parlamento el jueves.

"Incluso los banqueros tienen corazón", bromeó al recibir la ovación.

"Es un gran golpe para la capacidad de Italia de llevar a cabo políticas y reformas a corto plazo", dijo Lorenzo Codogno, jefe de LC Macro Advisers y ex alto cargo del Tesoro italiano. "Habrá retrasos e interrupciones con las elecciones anticipadas, y lo más probable es que no haya presupuesto para finales de año".