Maradona probó mariscos, comía carne y churros con cajeta en Culiacán, era feliz

Fueron alrededor de 10 meses los que Diego Armando Maradona estuvo en Dorados de Sinaloa, arribando en septiembre como una real idea de proyecto para encaminar al Gran Pez a Primera División.
Los líderes de Grupo Caliente, Xoloitzcuintles y Dorados, Jorgealberto Hank Inzunza y Antonio Núñez, buscaban a alguien que se comprometiera con el equipo y todo eso lo encontraron en el “Pelusa”.
Diego Armando Maradona quería demostrar que en su etapa como estratega en México tenía una idea firme de sobresalir con trabajo y esfuerzo.
“Él estaba buscando una oportunidad de dirigir y esa autenticidad fue lo fue hizo que todo saliera como empezó a fluir, desde que Diego puso un pie en el aeropuerto, un pie en el entrenamiento se notaba que él quería demostrar su valía como entrenador”, dijo Javier Llausás para Cadena Deportes, entonces Gerente de Comunicación y Mercadotecnia en Dorados y hoy Gerente de Comunicación en Xolos.
El ser auténtico, como comenta Javier, es lo que le llevó a ganarse a los jugadores, al cuerpo técnico, al staff del equipo y a toda la afición. Y el que Maradona se diera su lugar como estratega, no como la figura de la cual todos hablan sin realmente conocerlo.
“Ese fue el éxito de la aventura en Culiacán, que siempre se le dio su lugar y él lo abrazó”, dijo Lausás. “La versión que nosotros conocimos de él es una versión muy humana, que aprendió de sus errores y que quería demostrar esa vida en el camp y Diego le dio su valor a Dorados en esa aventura “.
Además se tenía una idea de que Maradona era tratado como más que un rey y simplemente era un ser humano común y corriente buscando ganarse la vida como un entrenador de futbol, el deporte que amó toda su vida.
“Veías a Maradona en el súper, yendo por su niño en un kínder, cosas que en Nápoles o en Buenos Aires no pudieras y las veías en Culiacán, toda esa situación de bienestar se notó en el campo deportivo se notó inclusive en su parte física”.
Agradecido con Jorgealberto y con Toño Núñez por haberlo hecho formar parte de ese círculo de confianza, expresa los gustos culinarios de Diego, algo que pudo compartir con los que le rodeabas.
“No era una persona muy estrafalaria (…), no vivía en una mansión, vivía en una casa buena pero no era una mansión”, asegura. “Probó los mariscos pero a él le gustó mucho la carne y un risotto de un restaurante de una argentino que se casó con una culichi y se quedó, pedía que le trajeran churros con cajeta, era una persona de gustos muy sencillos”.
Y así es como es recordado por todos los que tuvieron la oportunidad de pasar tiempo con él en Culiacán, una imagen de un Diego que no todos tienen y que prueba nuevamente que primero hay que leer un libro para opinar sobre él, el libro de la vida del “10”, del “Pelusa”, de Diego Armando Maradona.
“En su paso por Dorados dejó puras cosas buenas”, concluyó Javier Llausás.